sábado, 29 de diciembre de 2012

Naturaleza domada, humanidad salvaje


El 26 de diciembre es San Esteban y es festivo en Cataluña, tierra donde habito y por la cual paseo.  Vivo a los pies del Garraf, parque natural del Baix LLobregat, y desde la ventana de mi cocina cada mañana puedo hacer el saludo al sol, mientras bebo una infusión, sin sacar una mano del bolsillo de mi bata de invierno y la otra de la taza recién calentada por el agua.  No es un saludo al sol al más puro estilo yogui de mi amiga Nirmala Devi (el sol sale por el mar, al otro lado de mi casa).  Es más bien un "Bon día Sol, ¿qué tal estas? yo muy bien. Hoy, 28 de diciembre, dormí del tirón".  

El día de San Esteban hacía un sol luminoso y casi cálido y salimos a pasear por el Garraf.  A los 12 minutos andando de mi casa se vislumbra esto


Realmente no tiene precio vivir en un pueblo así, pero muchas veces no nos damos cuenta.  Caminando por senderos diferentes al que habitualmente hacemos nos encontramos a nuestro paso con una visión a priori Spilbergriana (¿Kote, me dejas?). Este hombre podía bien haber grabado sus "Encuentros en la tercera fase" en la base del Garraf.  La vista a nuestros pies era la siguiente



Una enorme explanada llena de plantas secas.  Plantas insertadas en sus tiestos insertados a su vez en unos soportes de cemento.  Era raro y muy friki.  En aquel momento no había un cuerpo cerca, pero almas se sentían muchas.  Le daban al lugar un toque fantasmagórico. Los tallos de los antiguos troncos de Brasil o Palmeras era los únicos espectadores.  A mi hijo Luc todo aquello no le parecía raro y saltaba de un esqueleto de planta a otro diciendo “Mira mami, que bonito.  Hay caracoles”. 

Analizando mejor los alrededores vimos a lo lejos unas edificaciones tan poco naturales en ese paisaje como el cementerio de troncos del Brasil. A mi marido le daba mucho cague pero la periodista oculta y bloguera activa que hay en mí, Pere Gila, se lanzó al interior por un cristal roto y empezó a fotografiar la escena del crimen. 





Era como caminar por una peli de catástrofes naturales o muertos vivientes donde todos han sucumbido y esperas encontrarte con el siguiente peligro a la vuelta de la esquina, o como llegar a un paraíso perdido donde todo está por hacer enseñándote la promesa de lo que otros han sabido hacer antes que tú. Maravilloso y sepulcral de silencio. La luz y la temperatura cálida y gélida de diciembre soleado se colaba por cada vidrio del antiguo invernadero.  Al llegar al final del "Pabellón Uno" salí a la parte posterior y allí esperé a que llegaran mi marido y mi hijo rezagados.  El niño, tiraba del padre (un poco de curiosidad por favor...)


El "Pabellón Cuatro" situado el más lejano, tenía un candado al lado de la puerta totalmente limpia de cristales, como si alguien los hubiera quitado para evitar el efecto guillotina del que me estaba avisando mi marido desde hacía ya 15 minutos.  "¿No iras a entrar ahí, verdad?".  Agarró fuertemente la mano de su hijo y el niño no dijo ni mú, ni me siguió, claro está.  

En el interior esperándome encontrar un humo negro o un oso polar al más puro estilo de "Lost" y ya poderme morir agusto después de habérselo contado a mi cuñado Fernando Chesa, me encontré con esto




Una nueva vida ordenada crecía dentro de la humanidad salvaje.  Salí de puntillas y me dirigí al Garraf a acabar de pasear ensimismada con lo que quería decirme todo aquello.  

Aún hoy sigo dándole vueltas impactada.  Pero como últimamente me impacto con una mosca chocándose con un vidrio una y otra vez cuando antes lo veía normal y ahora le abro la ventana para que salga (deben ser los 40 que me han pegado fuerte un año después de cumplirlos) no sé racionalizar (MUY raro en mi...) y solo acierto a respirar.  

A vosotros, queridos Peregilos ¿Qué os inspira?.  Besos cálidos de diciembre desde el Garraf



miércoles, 19 de diciembre de 2012

Salinas tiene una peñona


Verano de 1986, Salinas, pueblecito costero de mi Asturias querida, tres chicas comiendo pipas en el murito de enfrente de La Gaspara.  Una de las chicas soy yo y la otra es mi prima Vir.  Desde que mis tíos se fueron a vivir por unos años a Asturias, todos los veranos y algunos fines de año yo me iba a pasar una temporada con ellos y mis primos.  Aquel verano lo tengo guardado en mi memoria adolescente especialmente debido a la intervención en la jugada de un chico bastante risueño y muy inteligente llamado, digamos, Álvaro (no vaya a ser que no le apetezca la publi...).  

La Gaspara, el bar de Salinas donde se decía que Julio Iglesias había dicho que se comía como en ningún sitio (ni que Julio Iglesias fuera Ferrán Adriá, pero en aquella época la opinión de los cocineros, la verdad, no pintaban mucho) estaba situada al lado de Los Tres Monitos y a ninguno de los dos podíamos ir.  Mi tía no nos dejaba ir a no ser que fuéramos con ellos, claro.  Nos entreteníamos mirando a los chicos desde la acera de enfrente.  

"Son de los mayores" información básica aportada por Vir.  Ella me había puesto en antecedentes sobre a quien le "prestaba" quien, o parecía prestarle, y quien andaba tras de alguna sin tener nada que hacer.  Después de observarles unas tardes yo me decidí a lo lejos y sin haber cruzado una palabra con él por Álvaro.  No era el más guapo.  Pero para mi era el que más natural parecía y mejor sonreía. No recuerdo si finalmente se acercaron ellos a hablar con Vir, Marta o Natalia o fuimos nosotras violando la prohibición de mi tía Mª Elvira, pero una tarde, muy al final del verano, nos hablaron. Y Álvaro se dirigió directamente a mi.  Algún "cace" de miradas me debía haber hecho ya. 

"Hola, ¿Cómo te llamas? ¿Cuantos años tienes?". La primera pregunta fue fácil   A la segunda contesté "Quince" "¿Si?" dijo mirándome con un pelín de sorna. "Bueno no, bueno casi" "Casi no es lo mismo que tenerlos" "Tengo 14 pero en octubre cumplo quince" "¿Que te parecería que yo te dijera que tengo una moto cuando lo que pasa es que tengo el dinero y "casi" me la he comprado? ¿Sería lo mismo?" Me puse como un tomate.  Ya estaba como medio tomate desde que clavó sus ojos en mi y la mentira que le dije a los cinco segundos de conocernos acabó de rematarme.  "Yo tengo 18.  Encantado de conocerte" Y me sonrió. Y me encantó. 

Ese verano conversamos un par de veces más y el último día me atreví a preguntarle si me escribiría si le daba mi dirección.  Para mi sorpresa me dijo que si. No había email ni redes sociales queridos jóvenes.  Yo tenía mucha correspondencia con mis primas, las de Jaén y la de Asturias y con un montón de amigas de mi prima Virginia y con mis amigas de Madrid cuando estaba de veraneo.  Era un no parar.  Tenía fama de escribir a vuelta de correo, lo que en el año 86 quería decir tres días de ida, tres días de vuelta, y ya tenías carta de tu amiga Pere Gila.  Pero los chicos no escribían mucho.  Al menos no a mí.  Ese otoño aprendí a escribir cartas de verdad.  

Sus cartas llegaban cada semana incluso dos veces por semana y cada una tenía tres folios.  Eran cartas particularmente sarcásticas, muy ácidas y rebosantes de humor.  Álvaro tenía una gran inteligencia puesta al servicio de la risa.  Yo intentaba dejar de escribir los pasteles que les escribía a las otras y centrarme en la parte ocurrente y chisposa que nace de mis genes jienenses.   Le debía hacer gracia por que fueron llegando una tras otra. Y yo, me enamoré.  

En una de las cartas de finales de otoño me dijo que yo le gustaba pero siguió con el tono de farra y cachondeo tan propio de él y que tanto me gustaba.  Ese fin de año mis padres me dejaron pasarlo con mis tíos en Salinas.  Por fin tenía 15 años y me dejarían salir después de las uvas.  El día que llegué estaba temblando como un flan y mi prima lo tenía todo preparado.  Cómo me había escrito con todas las chicas de su panda y Álvaro se lo habría dicho a algún amigo medio pueblo estaba a la "guais" del tema.  Fuimos a Avilés a un bar que se llamaba "Country" (no me acuerdo muy bien, la verdad, Virginia tendrá que corregirme) y él iba a estar allí. También todos sus amigos y cada una de las amigas de mi prima le tenía el ojo echado a alguno.  Muy de peli adolescente americana, la verdad.  Le vi a lo lejos y se puso como un tomate.  Yo no me quería separar de mi prima.  Sudaba y estaba medio tartaja.  Nos pasamos la noche cada grupo en una esquina del local, nosotras bailando como locas, ellos bebiendo como hombretones que eran.  Al final de la noche (las 22.30) las luces se encendieron y ellos le empujaron hacia mi y ellas me empujaron hacia él.  ¡¡Que horror!!  aquello no era nada intimo ni especial.  Sentía veinte pares de ojos en mi espalda.  Nos intercambiamos unos holas, un par de besos y no recuerdo nada más de la conversación salvo el sentimiento de no querer estar allí.  Mi prima me rescató y me llevó de vuelta a Salinas.

En mitad de la noche sonó el teléfono en casa de mis tios (no había móviles, queridos jóvenes) .  Mi prima lo cogió corriendo esperando que su padre no se hubiera enterado.  Colgó, me miró y se rió.  "Era Javier" (nombre ficticio también y amigo de Álvaro) "Solo ha dicho una palabra y ha colgado" "¿Qué palabra?" "Frígida".  Nos reímos y nos quedamos igual.  Al día siguiente busqué en el diccionario y me enfadé muchísimo.  ¿Cómo sabe que soy una mujer que no puede llegar al orgasmo? Le decía a mi prima ¿Acaso se nota eso en la cara?.  Durante años me preocupó el que esos chicos hubieran visto en mi algo oculto que les hiciera saber que yo era una frígida.

Vi dos veces más Álvaro aquellas Navidades pero no hablamos más y me fui muerta de la pena para Madrid.   Era muy joven para explicarle que aún no me habían besado (cómo Drew Barrimore en la peli, pero yo era más guapa aunque igual de pava) y que había visto muchas películas y que en las películas no era como fue en el Country.

El verano siguiente él andaba ya con la cabeza en otra chica y yo me tuve que buscar otro que me "prestara" para entretenerme la cabeza las noches festivaleras.  Tuve la inmensa suerte de reanudar la correspondencia con él cuando me marché a EEUU el año que yo cumplí 17.  Le mandé una carta diciéndole que me encantaría volver a escribirme con él.  Me contestó y volvimos a iniciar la mejor relación epistolar que he tenido en mi vida.  Al volver a Madrid empecé a salir con un chico y pensé que a mi novio no le gustaría que me siguiera escribiendo con Álvaro y allí se acabó todo.  Ese verano mi prima se vino a vivir a Madrid para siempre.  No le he vuelto a ver.

Donde quieras que estés que sepas que tus cartas fueron mejor que muchos libros de mi adolescencia y eso que yo leía mucho y era una pura ratona de biblioteca.  Gracias por hacerme feliz aquellos años y gracias a mi Vir, mi Elvi y mi JR por hacer posible esta y otras muchas historias.

Imagen de la Peñona de Salinas de http://rinconesypueblosdeasturias.blogspot.com.es/2008/09/la-peona-salinas.html 

jueves, 13 de diciembre de 2012

Gormitis de la luz



Por fin consigo ponerme en posición de loto solo para que mi hijo Luc sepa que estoy meditando y no me hable.  Si se acerca cierro más aun los ojos e intento no pensar.  Solo eso.  Respirar y no pensar. Ja.  Super difícil de la muerte.  En ello estoy cuando al ratito (ratito = 3 nanosegundos) siento un algo que se arrastra cerca de mi y sonrío.  El algo viene sin hacer ruido y oigo su respiración contenida.  Como no tenemos perro y las tortugas no se me acercan ni cuando les doy de comer, deduzco que es Luc que no se puede aguantar sin hablarme más.  Se acerca sigiloso a mi oreja y en un susurro me suela “Mami…. ¿Sabes donde está el Gran Luminor?” “NO HIJO” pienso “PERO ESTABA A PUNTO DE SABERLO” Luego me río pues mi mente ya ha viajado a los cajones de su cuarto y en el primer cajón que mi mente ha abierto allí está impepinablemente el Gran Luminor.  

Son dos conceptos distintos.  Para él es un muñecaco de los Gormitis que tienen el morro de llamarse “Señores de la naturaleza”.  El citado Luminor a veces es un señor anciano sabio y otras un caballero del zodiaco remodelado en blanco amarillo y oro como muestra la foto (un poco Norma Duval en una revista de la época franquista).  Luminor lucha contra Oscurior (que es negro, claro está, y tiene forma de cabra endemoniada).  Para mi el Gran Luminor es ese estado en el que quiero estar de no pensar, de solo estar.

Se que cuando vuelva de ese estado (tengo muchas cosas que hacer para quedarme así en la nada flotando más de 3 nanosegundos) estaré más en paz conmigo mismo y por lo tanto mucho mejor.  No me regañaré y no regañaré a todos los que se crucen conmigo.  Analizando la simbología del muñeco encontrado en mi mano una vez que he dejado la terraza y escuchando con atención por primera vez los diálogos de mi hijo con sus muñecos (es hijo único y habla con todo lo que se menea y con lo que no, también) entiendo que usando el lenguaje que usa: “poder de la luz”, “por la fuera de las mareas” y “vientos huracanados”; los Gormitis, aquí entre nos, son bastantes yoguis.

Me quedo más tranquila y me voy a desayunar.  Estos muñecos cuando luchan nunca se tocan.  Siempre ganan o pierden a través de energías que se envían unos a otros.  Y estas energías son poderes de la naturaleza, las rocas, el mar, el aire, el bosque.  Lo peor es que el “maligno” tiene el poder del volcán.  Los secuaces de Oscurior son Magmion y Lavion (¿lo pilláis: El magma y la lava) y quieren someter a toda la tierra de los Gormitis (¿Gormitilandia?) a su poder de fuego.

Me gusta eso de que no se toquen para luchar.  Me ayuda a evitar que Luc se casque con alguien en el patio del cole.  Cuando era más pequeño jugábamos a las peleillas y al rey león.  Él se moría como Mufasa y se reconvertía en Simba enseguida y yo tenía que ser toda la escena el rollo de Scarf o las hienas a lo sumo, claro.  Nos dábamos de lo lindo como cachorros de león.  En aquel entonces yo controlaba mi fuerza y él no tenía.  Al crecer un día me llamó la maestra de primero de infantil y me dijo que Luc le había dicho que con su mamá jugaba a las peleillas.  Vayaaaaaaa.  Me miró como un poco flipada.  Mi hijo es grande y al hacer contacto del duro con otros compañeros los derribaba.  No puede ser.  Así que los Gormitis han venido muy bien, porque además no sangran ni se mueren nunca y eso a nivel básico me viene muy bien.

Espero que en poco tiempo pase a la fase de construir grandes imperios por el salón y el pasillo y monte ciudades ecológicas y huertos urbanos.  Hoy para empezar, como es muy creativo, mucho más que yo, vamos a hacer unas postales de navidad para mandar a quien nos mandaron postales en verano, que vamos muy retrasados.  Paz y amor para todos en especial a Luz que le viene haciendo falta por lo que la reclama. Your Ann de la Jung

Foto de http://mi-gormiti.blogspot.com.es/2009/03/luminor-el-senor-de-luz.html 

lunes, 10 de diciembre de 2012

Navidad, dulce Navidad, parte II


El día de año nuevo solía ser la primera de mis hermanos en levantarme para acurrucarme bajo la manta en el sofá y ver "La princesa prometida".  Cristina también la veía conmigo ya que siempre ha sido muy tempranera.  No sé que hacían mis padres en año nuevo porque no tengo ningún recuerdo de ninguno de los dos de ese día (curioso...) pero supongo que desaparecer no desaparecerían. Mi madre trabajaba de auxiliar en el hospital Ramón y Cajal de Madrid y tengo la vaga impresión que la guardia del día 31 o la del 1 se la comía con patatas por eso de tener 5 hijos y total tú María Cristina no vas a salir, ¿verdad?

Pero se equivocaban.  Mis padres no salían por que mis tíos Jose Ramón y María Elvira montaba unos fiestones en su casa en fin de año que padres e hijos nos quedábamos allí hasta bien pasadas las uvas.  La mayor parte de las veces la mayoría de nosotros nos lo hubiéramos pasado mejor continuando la fiesta en la calle Cariatides que marchándonos a donde fuera que tuviéramos la fiesta aquel año.

Mis tías son cocineras impresionantes y organizadoras natas.  Socialmente tampoco son cojas.  Ya lo dijo un año mi amigo Nacho que el  ir a casa Morci a celebrar fin de año era como asistir a las fiestas del embajador, Ferrero Rocher incluidos. El 24 de diciembre, en La Chopera, casa de Carmen y Agustín, cada año caía la pava o pavo, según se despertase el niño Jesús.  Más de un año había dos niños Jesuses en el Belén por lo que el sexo de la pava variaba según se situase el huevo hilao por lo bajini o por la parte de arriba con alcaparras por pezones. Mi tío Agustín siempre fue muy de mirar erótico festivo y sonrisa zalamera.  A mi me enseñó con 16 años a dar besos en la mejilla levantándome sobre la punta de un pie y flexionando hacia atrás la rodilla de la otra pierna.  Así, volteando la cara y soltando la risa clara se conquistaba al macho Español.  Que cosas tenía mi tío Agustín.  Aun hoy, en ocasiones que lo merezcan, alzo la pierna hacia atrás flexionando gentilmente la rodilla y sonrío acordándome de él.

En fin de año aparecía mi tía Amalia y su temible pintalabios carmín ultimo modelo.  Al llegar a casa de Mª Elvira y Jose Ramón nos asaltaban en el hall ella, su pintalabios y las caras cachondonas de mis primas con ojos de "no hay nada que hacer".  Yo temblaba si veía a Virginia con los labios rojos igualados a todas las Morcis.  Si Virginia había sucumbido, yo, no tenía nada que hacer.  Daba igual mi cara pálida y lechosa de 31 de diciembre, mi madrina no tenía piedad.  "Anaaaaaa" me perseguía "No llevas pintalabios hijaaaaaaaa".  Mi hermana Cristina se los pintaba de gris marengo o violeta luto antes que dejarse pillar, pero.... siempre pillaba.

Jose Ramón moreno y sonriente cuestionaba nuestros peinados.  "En esta familia todas decís que todas estáis guapas y no te das cuenta que eso es imposible? Alguna estará fea, digo yo, o algún día feo tendrá hasta la más guapa.  Y ese flequillo...." Mi tío odia el flequillo   Debe ser por que él es calvo.  Mª Elvira, su mujer, corría a nuestro socorro "Jose, déjalas  hombre" y nos plantaba una bandeja de montaditos con mermelada de pimientos hecha por ella o remontándome más años atrás, la fantástica mantequilla de anchoa.  A mi siempre me hacía gracia mi tio JR, sobre todo en fin de año, que estaba tan contento de tenernos en su casa un año más que ningún flequillo de sus amadas sobrinas le arruinaba el brindis.  Mª Elvira me desgranaba todas su recetas a mis oídos curiosos y quitaba importancia a su maravilloso, por sencillo y exquisito, mousse de limón.  

El 24, en La Chopera, cantábamos más que en fin de año.  Hacíamos el teatrico y pasábamos la gorra-pandereta al ritmo de "¿De quien es esa casa, que tiene tantos balcones? Es del tío Javier, que tiene muchos millones, al quiriquiquí, al quiricuanto, de aquí no me voy sin el aguinaldoooooo".  Javier cantaba con su mujer Luisa en árabe  vasco, catalán o francés.  Cuando era pequeña yo pensaba que se las inventaba pero resulta que no, que los dos se habían aprendido las diversas canciones en su lengua original. Se acompañaban con dos cucharas de palo que traían de casa como si fueran las baquetas de Ringo Starr.  Repartían papelitos y nos hacían cantar a todos.  Otros años repartían además CD´s  (este verano yo he cantado a voz en grito con mi marido L´estaca de Lluis Llach en mi coche camino de Francia de un CD grabado por mi tío Javier).  Cuando era pequeña quería un novio que cantara conmigo delante de todos sin que le diera vergüenza y me mirara como mi tío Javier miraba a mi tía Luisa al cantar.

En los años 90 los novios (eramos 8 chicas contra 2 chicos en edad de merecer. Había pues muchos más novios que novias) llegaban a una y otra casa habiéndose encomendado a dios o el diablo según sus creencias.  Mis tías les recibían folkloricas y cantarinas y mis tíos conciliadores "Las Morcis, es lo que tienen.  Son folloneras" (Yo creo que la madre de Jordi Évole es prima lejana de mi madre)

La vuelta a casa desde La Chopera era más divertida que desde Cariatides.  Seis Cruz-Morci apretados en el coche volvíamos a Caleruega comentando los regalos que nos habían tocado en el amigo invisible, si Miguel había ayudado a levantar el consomé con Laura cuando le dijo Carmita, si Macarena había crecido una barbaridad desde la última vez que la vimos, si tu sabes quien es Alvaro y quien es Adrian y ¿cómo los puedes confundir?, si la salsa de este año del pavo estaba más rica que la del año pasado, si el vino que había ganado el concurso de JR era del Lidl o era de bodega lujosa, si Agustín se había emocionado con el violín de Andrés, si mamá estaría afónica de cantar "esta noche ha llovido mañana hay barro" al día siguiente o no, si Coral dejaría de fumar el día que tenga hijas, si Virginia se comió más patas de centolla gracias a que se sentó al lado de Carmen a la que no le gustan y así se comió su ración, si Carolina debe dejar de estudiar ya la pobre, que es Navidad, si la abuela le dejará de decir a los novios que vengan cada año que aunque no son muy guapos se les ve buenas personas....

Las navidades son agotadoras, sudorosas, humeantes, calientes, frías de bronquitis, cargantes, alcohólicas  vociferantes, pero sobre todo, son muy, muy familiares, y si tienes la suerte de sentir a tu familia cerca, son mucho más felices.  Feliz Navidad a todos.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Sobre la Ley de ¿mejora educativa?



Buenos y brillantes días en este 6 de diciembre del año 2012 cuando celebramos la firma de la Constitución Española.  Constitución que yo, ciudadana Española desde la cuna y más allá, no firmé teniendo ya 41 años (yo, no ella).  Parece ser que es importante no tocarla.  Es inamovible.  Al menos no muy movible o tocable.  Solo para las cosas importantes.  El gobierno socialista (¿¡Socilista?!) si tuvo a bien tocar y reformar en un tiempo récord y sin consulta.

Este no era el post que pretendía escribir hoy pero la actualidad se impone a mi realidad.  Siendo española y viviendo en Cataluña, hablo Catalán antes de pisar estas amadas tierras gracias a que alguien me habló en catalán nada más conocerme en Manchester, Inglaterra.  Si, lo reconozco.  Es una manera muy frik de ligarse a una madrileña pero lo consiguió.  Me ligó y aprendí catalán. Por desgracia no lo escribo y lo leo del tirón con dificultad. Leo artículos y opiniones, y trabajo a diario con el catalán pero no leo libros.  Y yo, si que leo libros.  No hago estas dos últimas cosas a pesar de llevar más de diez años viviendo aquí porque no fui a la escuela en catalán.  Y no me he apuntado a ningún curso como hizo mi hermana que en menos de un año se sacó el nivel C de catalán (nivel válido para poder optar a unas oposiciones de enseñanza en la Comunidad Valenciana) y se sacó la plaza de maestra en Valencia al año siguiente.  Muy difícil, pues, no debe ser.  Lo sigo hablando más bien que mal gracias a que tengo amigos que siguen interactuando conmigo en su lengua.  Para mi es un honor que tengan ese detalle conmigo.  Gracias a eso no he perdido el catalán que aprendí hace años en Inglaterra.

Esto me da vergüenza a nivel personal pues pienso que una persona con idiomas es una persona con cultura.  No me malinterpretéis.  Quien no tiene idiomas no es que no tenga cultura ya que puede adquirirla de otras mil maneras como el estudio y trato diario con la pintura, la música, la lectura, el teatro, la cocina…. El ser humano es tan amplio y sus posibilidades tan enormes que somos capaces de hacer coincidir en tiempo y espacio con sus circunstancias a un Hitler y un Einstein.  En clase de mi hijo Luc que tiene cinco años, entre otros 26 niños, hay tres niñas marroquíes y estas tres niñas, escolarizadas en un centro público catalán, hablan catalán, castellano y marroquí.  Juegan en tres idiomas, hablan en tres idiomas, empiezan a leer y escribir en tres idiomas y mi hijo siente mucha envidia de ellas.  Él solo lo hace en dos.  Y yo siento mucha envidia de él.  Tiene toda la vida por delante para seguir añadiendo el inglés como su madre y el francés y el alemán como su padre.

Las mismas personas que me argumentan que si al padre de un pobre niño madrileño le destinan por trabajo a Cataluña (ya no será “pobre” el niño madrileño.  Su padre tiene trabajo para empezar y lo suficientemente bien remunerado como para que todos le sigan a otra provincia) tendrá un rendimiento menor en la escuela porque tendrá que aprender catalán, son las mismas personas que me argumentan que ¿Porque hay que hacer mezquitas o porque celebran el Ramadán los árabes en nuestro país? Coño (es gente que usa mucho el coño en la boca) ¿Por qué no se adaptan a nuestra cultura? Si no que no vengan.

Señor Wert nuestra cultura (y ya la siento mía) a parte de comer pantumacat (como dicen por allí), hacer castellets, regalar libros y rosas por Sant Jordi y conseguir los juegos olímpicos que Madrid no ha conseguido (bueno esto no es cultural, o si, por que negociamos mucho mejor que la gente del centro), nuestra cultura como digo, es la lengua catalana.  

Me da Wertgüenza ser española y madrileña como tú.